Monte Beriáin

Monte Beriáin
Monte Beriáin (San Donato). Foto cedida por Víctor Abendaño

lunes, 14 de diciembre de 2009

ORIGEN DE LAS PRIMERAS CÉLULAS por Beatriz y Miriam Pérez

Por constantes erupciones volcánicas, geíseres y bombardeo de meteoritos y rayos cósmicos, se encontraban presentes todos los elementos necesarios para la vida en nuestro planeta.
En los lugares donde la corteza terrestre había tenido tiempo de solidificarse y enfriarse algo, se podían llegar a producir precipitaciones de lluvia. Más adelante se unieron a esta atmósfera gases como monóxido y dióxido de carbono y nitrógeno.
Y con el continuo aporte de energía por parte del sol y la temperatura interna del planeta, se producían reacciones químicas que generaban moléculas.
Poco después teníamos un caldo de moléculas de bastante complejidad. Los sucesivos hervores, las erupciones volcánicas, las descargas eléctricas de los rayos bombardeando ese caldo de moléculas hizo que de vez en cuando muchas de estas moléculas fueran destruidas pero también hizo que se formaran algunas moléculas más complejas.
El aporte energético era tan grande que las sustancias simples tendían a reagruparse con tanta o más rapidez que las complejas en destruirse.Pero seguían siendo moléculas inertes, hubieron de pasar cientos de millones de años de experimentos para que surgiera una molécula capaz de autorreplicarse.
Durante casi mil millones de años se había preparado un complejo caldo de cultivo y en ese caldo aquella primera molécula autorreplicante tuvo alimento y energía suficientes para reproducirse durante cientos de generaciones, hasta cubrir la totalidad de la extensión de los mares.
Ahora teníamos una molécula capaz de tomar otras moléculas más pequeñas de su entorno para autorreplicarse.
Millones, billones, trillones de experimentos más tarde, surgió una molécula capaz de rodearse de una membrana dando lugar a la primera célula procariota.
Anteriormente ya habían surgido por azar moléculas que se rodeaban de una membrana. Pero la composición de esa membrana era demasiado fuerte, demasiado impermeable, demasiado frágil o demasiado lo que sea para que resultara útil. Aquellos experimentos fracasaron.
Cuando uno de aquellos trillones de experimentos tuvo éxito apareció la primera célula procariota, más parecida a una bacteria que a una célula de las que componen nuestros cuerpos, pero ya un ser vivo capaz de reaccionar a su entorno, protegerse de condiciones adversas, alimentarse y reproducirse.
Se formaron miles, millones de colonias, billones de experimentos condenados a fracasar.
Pero entre todos aquellos fracasos algunas de esas colonias llegaron a encerrarse en una nueva membrana dando lugar a las primeras células eucariotas.

http://www.maslibertad.net/religion/ideario/elorigen.htm

LA VIDA COMO UN SISTEMA QUÍMICO por Eva Izal 1ºB

Los seres vivos están compuestos por elementos ordinarios —principalmente carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Tales elementos se combinan entre sí formando estructuras poliméricas de gran tamaño y variedad. Hoy en día la química de la vida se dedica principalmente a estudiar las interacciones de dichas moléculas complejas de biopolímeros. La célula única de una sencilla bacteria puede contener miles de tales macromoléculas, cada una con una intrincada estructura química particular. Entre ellas se encuentran los ácidos nucleicos, compuestos por unidades estructurales de menor tamaño (nucleótidos) que se yuxtaponen en una secuencia definida, no aleatoria. Un tipo de ácido nucleico, el ADN, (“la doble hélice”), incorpora en su estructura lo que se conoce como “código genético”. En la secuencia de sus nucleótidos radica la información necesaria para sintetizar todas las macromoléculas de la célula en cuestión. Otro tipo de ácido nucléico, el ARN, ayuda a traducir el código genético en instrucciones químicas para manufacturar otras macromoléculas importantes, las proteínas. Una célula puede concebirse como una fábrica química. Un grupo de proteínas fabrica la pared celular, que divide a la fábrica en diversos compartimentos. Otras proteínas denominadas enzimas funcionan como “herramientas” específicas que permiten llevar a cabo cada uno de los pasos del proceso de fabricación. El ADN, situado en el núcleo celular, contiene los “planos” que permiten transformar la materia prima (los nutrientes que la célula capta del medio exterior) en productos finales. La traducción del código genético tiene lugar en unas estructuras celulares conocidas como ribosomas, los cuales a su vez están compuestos por quizá cincuenta proteínas distintas y un cierto número de moléculas de ARN diferentes. En la frontera entre lo viviente y lo inanimado se encuentran los virus. Mucho menores y más sencillos que las células, carecen de la maquinaria celular necesaria para poder reproducirse. Y lo consiguen infectando a células vivas. Sin embargo, son también portadores de sus propios “planos”, al estar compuestos por ácidos nucleicos y proteínas. De manera que incluso la forma más diminuta y primitiva de vida se compone de millones de átomos ensamblados de una forma extremadamente precisa. El salto en complejidad desde la química de los minerales a la del más sencillo de los seres vivos es por lo tanto inmenso. http://www.menteabierta.org

ORIGEN DE LAS PRIMERAS CÉLULAS de Anais Shardlow

En la sopa primigenia que dio lugar a la vida sobre la Tierra había moléculas orgánicas que, al combinarse, dieron lugar a las primeras cadenas de ácidos nucleicos, los primeros elementos con capacidad de autorreplicación.
Según una de las teorías más aceptadas, estas moléculas fueron cadenas de ácido ribonucleico (ARN), una molécula prácticamente idéntica al ADN y que, actualmente, tiene el papel secundario dentro de las células de leer la información codificada en el ADN y transformarla en proteínas, las cuales sí que tienen un papel activo directamente en las reacciones químicas de la célula.
En los momentos de los inicios de la vida, parece que las primeras cadenas de ARN habrían tenido el doble papel de replicarse (como ahora tiene el ADN) y de participar activamente en las reacciones químicas de la actividad de la célula (el papel que actualmente desarrollan las proteínas). A estas cadenas, por su doble papel, se las denomina ribozimas (una contracción de ribosoma y enzima). Pero la teoría de las ribozimas como origen de la vida tiene un escollo importante: su longitud no podía ser demasiado larga, al no poder corregir los errores de replicación (las mutaciones). De este modo, no podían contener un número de genes suficientes como para poder desarrollar ni siquiera los organismos más sencillos.
Una investigación llevada a cabo por el catedrático del Departamento de Genética y de Microbiología de la Universitat Autònoma de Barcelona, Mauro Santos, junto con dos científicos húngaros, ha demostrado que el umbral de error, es decir, el número máximo de errores que pueden tener lugar en el proceso de replicación de las ribozimas sin que ello afecte a su funcionalidad, es más elevado del que se había calculado previamente. En la práctica, esto quiere decir que los primeros riboorganismos (protocélulas donde el ARN es responsable de la información genética y de las reacciones metabólicas) podían tener un genoma mucho más largo de lo que se pensaba hasta ahora: en total podían alojar más de 100 genes diferentes con una longitud de 70 bases cada uno de ellos (las bases son las unidades que conforman los genes y que codifican la información), o bien más de 70 genes con 100 bases cada uno. Conviene recordar que los tARN (moléculas esenciales en la síntesis de proteínas) tienen una longitud aproximada de 70 bases.