Monte Beriáin

Monte Beriáin
Monte Beriáin (San Donato). Foto cedida por Víctor Abendaño

viernes, 10 de junio de 2011

PELIGRO: TORMENTAS SOLARES de "Público"

Mientras lee estas líneas, una enorme burbuja de materia solar se acerca al planeta. Proviene de una descomunal llamarada que salió del Sol el martes 7-6-11 y que, tras viajar 150 millones de kilómetros, "puede llegar hoy" a la Tierra. Este tipo de explosiones libera entre 1.000 y 10.000 millones de toneladas de materia a altas temperaturas. La del martes viaja a unos 1.400 kilómetros por segundo, según los cálculos de la NASA, que advirtió de que se trata de una erupción cuyo nivel de radiación es el mínimo, es decir, que no debería causar daños en la Tierra.
Pero el anuncio ha vuelto a poner de relieve lo desnudos que están los terrícolas ante las raras pero posibles tormentas solares. Cuando las llamaradas del Sol, conocidas como fulguraciones, llegan en perfecta alineación con la Tierra, causan drásticos cambios en el escudo magnético que protege al planeta. Esto puede tumbar el sistema eléctrico de regiones enteras, dejar a los aviones comerciales sin radio, incendiar oleoductos e incluso frustrar las transacciones financieras. A pesar de los avances tecnológicos, el hombre apenas tiene capacidad de reacción ante estos eventos.

El Sol está aumentando su actividad hacia un máximo que alcanzará en 2013 y la ONU acaba de alzar la voz de alarma para exigir que se habilite un servicio de predicción global ante las tormentas solares. "Ningún país tiene los recursos por sí solo, necesitamos observaciones de todo el globo", dijo la directora del programa de tiempo espacial del brazo meteorológico de la ONU, la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Cuanto más avanza el ser humano hacia nuevas tecnologías, más expuesto está a estos fenómenos. La mayor tormenta solar de la que se tiene constancia sucedió el 1 de septiembre de 1859.
Aquella aurora la producían las partículas llegadas desde el Sol al chocar con la atmósfera. Su efecto también se sintió en el campo magnético que genera la Tierra a su alrededor y que influye en las corrientes eléctricas. Por ello, aquel 2 de septiembre, los sistemas de telégrafo les dieron calambres a sus operadores, sus rollos de papel se incendiaron y las transmisiones siguieron funcionando aún cuando se apagó el sistema. Si la misma tormenta sucediese hoy, cuando gran parte de las telecomunicaciones se basan en satélites expuestos a la radiación solar y medio mundo está atravesado por tendido eléctrico, las pérdidas serían de entre uno y dos billones de dólares (en torno a 1,5 billones de euros), según un estudio de la Academia de Ciencias Estadounidense citado por Reuters.

"La aviación comercial está particularmente amenazada", explica a este diario Jerome Lafeuille, jefe de Observaciones Espaciales de la OMM. El campo magnético de la Tierra, que funciona como un escudo ante las tormentas solares, es mucho más débil en los polos, por donde puede adentrarse la llamarada.
Las tormentas solares pueden desbaratar los satélites del sistema de posicionamiento líder en el mundo, el GPS estadounidense. Este sistema no sólo sirve de orientación a millones de usuarios, sino que también controla transacciones comerciales en las bolsas y los sistemas agrícolas automatizados.
Pero el problema no sólo es la coordinación. Por ahora se sabe que las tormentas tardan en llegar a la Tierra "entre uno y cinco días", señala. Cuando el campo magnético del Sol y el de la Tierra se alinean de forma inversa es cuando se producen las peores tormentas, puesto que el planeta actúa como un imán.
Las tormentas solares afectan sobre todo a los países más cerca de los polos, donde el campo magnético es menor. España está muy protegida gracias al eje del campo magnético. Los sistemas de pre-dicción meteorológica se basan en observaciones hechas con una gran red de satélites, pero para el tiempo espacial, los instrumentos de observación apenas llegan a la decena y se están quedando obsoletos, sin que tengan reemplazo en el caso del SOHO y el ACE, los que usan Sanahuja y Cid. Las predicciones se hacen con probabilidades respecto a sucesos pasados, el problema es que conocemos muy pocos.

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