Monte Beriáin

Monte Beriáin
Monte Beriáin (San Donato). Foto cedida por Víctor Abendaño

lunes, 25 de enero de 2010

EL CAMELO DE LA GRIPE A por Paco Rego

Hemos vivido los últimos seis meses conforme a un plan metódicamente diseñado. Al menos 150 millones de personas, cifró alegremente la OMS, iban a morir , cuatro veces más que por la gripe del 18, la mayor pandemia de la historia mundial. Pánico puro y duro.
«Nos han tomado el pelo, empezando por la OMS y los laboratorios», dispara el internista Pedro Caba, ex vicepresidente de la OMS.
En España hablaban de miles de muertos. A día de hoy han muerto 272 personas. Excepto dos, las demás arrastraban patologías antes de contraer la gripe A. En total, muchas menos que los 3.000 ó 4.000 que cada año fallecen por la gripe estacional en España. El coste de la alarma ha sido alto: 333 millones de euros se gastó el Gobierno en la compra de vacunas y antivirales. Eso sin contar el gasto sanitario que supuso la avalancha de consultas. El pánico se fue diluyendo a partir de octubre. La pandemia anunciada se esfumaba. En todo este tiempo han muerto unas 14.000 personas en los 208 países donde el virus de la gripe está presente.
La OMS se enfrenta a una crisis de credibilidad sin precedentes. A las farmacéuticas se las acusa de promover el fiasco para enriquecerse. Prestigiosos especialistas son señalados como corruptos.
Wolfgang Wodarg, epidemiólogo alemán de 62 años y presidente la Comisión de Salud del Consejo de Europa, ha puesto la diana en los lobbies farmacéuticos. Los acusa de orquestar una psicosis mundial perfectamente diseñada en torno a la gripe A para enriquecerse. «En abril, cuando llegó la primera alarma de México, me sorprendieron mucho los datos que avanzó la OMS para justificar la declaración de pandemia. No había ni 1.000 enfermos y ya se hablaba de pandemia del siglo. No había nada que la justificase». «Un grupo de personas de la OMS está relacionado de manera muy estrecha con la industria farmacéutica.  He podido comprobar que Klaus Stöhr, jefe del departamento de epidemiología de la OMS en la época de la gripe aviar, y que por tanto preparó los planes destinados a hacer frente a una pandemia, se convirtió en un alto ejecutivo de la empresa Novartis. Y existen vínculos parecidos entre Glaxo, Baxter... y miembros influyentes de la Organización Mundial de la Salud».
En esa nómina de elegidos por los laboratorios para presionar a la OMS y a Gobiernos con el fin de que apoyaran la declaración de pandemia y así aumentar sus ventas y beneficios estaría el hombre que detectó el virus de la gripe aviar y el de la gripe A: Albert Osterhaus, 61 años, virólogo de fama mundial y director del prestigioso departamento de Virología del Centro Médico Erasmus de la Universidad de Rotterdam (Holanda).  Presidía el Grupo Europeo de Trabajo sobre la Gripe A que asesoraba a la OMS cuando el organismo guardián de la salud mundial declaró el estado de pandemia en todo el planeta (11 de junio de 2009), a pesar de que entre los pronósticos y la realidad las cifras distaban un abismo.

La OMS se atrevió a modificar incluso la definición de pandemia para poder lanzar una alerta máxima mundial cuando sólo había 1.000 infectados en México.
Antes la OMS la financiaban los países miembros, de acuerdo a su PIB. Cuando muchos de ellos dejaron de pagar porque no tenían dinero suficiente ni para salir ellos adelante, el organismo entró en crisis. Entonces llegaron los laboratorios cargados de dólares, en plan salvador, y poco a poco se fueron haciendo con más y más poder.
El plan de ahora, describe a Crónica una fuente sanitaria, fue diseñado teniendo en cuenta el fiasco, en cuanto a pronóstico, de la gripe aviar, en 2005. La OMS llegó a pronosticar hasta 150 millones de fallecimientos debido a la gripe aviar.  España, como otros muchos países se hizo con 10 millones de antivirales (Tamiflú y Relenza). Pero sólo se usaron 6.000 dosis. Ganaban 8.800 millones de dólares en bolsa, en 2005.
España, según confirmó el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, contrató en principio la compra de 37 millones de dosis, dos por persona. «Lo que recomendó la OMS», justifica Olmos. Al final se compraron 13 millones de vacunas, de las que sólo se utilizaron algo más de dos millones, por las cuales se pagaron 93 millones de euros. Ahora se busca dónde colocar el resto.
«Estamos en manos de las farmacéuticas», dice el doctor Antoni Trilla, jefe de Epidemiología y Medicina Preventiva del Hospital Clínico de Barcelona. «No se puede depender exclusivamente de los laboratorios. Se ha hecho mucho daño. La gente ya no se fía. ¿Qué pasará cuando haya una pandemia de verdad? Nadie se lo creará y tal vez los muertos se cuenten por millones».

Resumen de la noticia publicada por Paco Rego en Crónicas (suplemento de El Mundo)

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