Una de las observaciones destacadas y novedosas que han hecho los expertos se centra en una región de la constelación del Águila, situada a unos mil años luz de la Tierra, que es una zona de formación estelar. Este es un terreno, los mecanismos de nacimiento y primer desarrollo de los astros, en que Herschel tiene mucha competencia, puesto que no es el único instrumento astronómico avanzado actualmente en funcionamiento capaz de, con sus sensores de infrarrojo, escudriñar estas regiones de polvo y gas opacas para otras longitudes de onda.
Herschel es un telescopio avanzado con capacidades muy especiales. La zona de formación estelar del Águila que ha observado mide 65 años luz y está tan envuelta en polvo que ningún otro observatorio había sido capaz de ver lo que hay en su interior. Ahora, con las primeras imágenes del interior de la nube de polvo, los científicos han identificado dos brillantes regiones en las que estrellas recién nacidas están haciendo brillar el hidrógeno gaseoso. En los filamentos se distinguen unas 700 condensaciones de polvo y gas que acabarán convirtiéndose en estrellas. Según los astrónomos, un centenar de ellas son ya protoestrellas, es decir, objetos celestes en sus últimas fases de formación a punto de encenderse. Las otras 600 condensaciones están más atrasadas en el proceso pero acabarán siendo estrellas, pero ya de otra generación. Uno de los objetivos de la misión Herschel es precisamente la demografía estelar, es decir, el estudio de la cantidad de astros que se forman en las nubes de gas y polvo, y del rango de sus masas.
La primera cosecha del telescopio abarca muchas más cuestiones astronómicas. Con él se estudian también las galaxias lejanas cuya luz emitida en longitudes de onda más pequeñas se ve ahora en infrarrojo debido a la expansión del universo. La luz, las ondas electromagnéticas emitidas, se estiran a medida que recorren el cosmos en expansión y, si fueron visibles en origen, o ultravioletas, se ven aquí y ahora en una longitud de onda mayor, como el infrarrojo. Este es uno de los motivos de interés de varios telescopios de infrarrojo actuales o en preparación, como el James Webb, que será el sustituto del Hubble, ya que, entre otras cosas, pueden ver bien los cuerpos del universo lejano.
El Herschel, lanzado al espacio por la ESA en mayo de 2009, junto al telescopio Planck (que acaba de presentar su primera imagen de la radiación de fondo de microondas), está dado resultados, pese a los problemas que surgieron con uno de sus instrumentos.
Fuente: "El País"
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