Monte Beriáin

Monte Beriáin
Monte Beriáin (San Donato). Foto cedida por Víctor Abendaño

domingo, 8 de noviembre de 2009

EL FUTURO DEL UNIVERSO por Sheyla Salvador de 1º B

En la evolución futura del universo, se daban tres escenarios posibles. Por un lado podemos encontrarnos con que la expansión se va frenando por efecto de la fuerza de la gravedad combinada de toda la materia del universo, que actúa como un resorte, hasta que el cosmos empieza a contraerse sobre sí mismo en lo que algunos han llamado Big Crunch, un universo cerrado. Por otra parte puede que la fuerza de la gravedad no sea capaz de detener la expansión, y ésta continúe de manera indefinida, lo que nos daría un universo abierto. Un universo plano es un punto intermedio. Que se dé una u otra de estas posibilidades depende de un parámetro que relaciona densidad de energía y de materia, algo así como la relación entre la fuerza de la expansión y la fuerza del muelle gravitatorio. Tras años de incertidumbre y de resultados contradictorios, los estudios demostraron recientemente que el universo era abierto, es decir, que se expandiría para siempre. Para ello, se valieron de uno de los fenómenos más violentos del universo, las explosiones de supernova, como patrón con el que calibrar la distancia a la que se encontraban galaxias muy lejanas. Con todo, para que el modelo cosmológico encajase con las observaciones había que recurrir a la intervención de una nueva fuerza que se opusiese a la gravedad y permitiese esta expansión eterna. Los científicos encontraron un candidato idóneo en la Constante Cosmológica, una fuerza que Einstein introdujo en un principio en sus ecuaciones para evitar que el resultado de su modelo estuviese en expansión (Einstein pensaba en un universo estático), y a la que más tarde se referiría como “el error más grande de mi vida”. Los cosmólogos trabajaron duro e identificaron un efecto cuántico del vacío como la constante necesaria para este hueco de la teoría. Pero parece que tampoco es ésta la solución definitiva. Los últimos estudios se han valido de las Explosiones de Rayos Gamma, un fenómeno violentísimo aún no demasiado comprendido, que permite hacer estimaciones a distancias aún mayores. El resultado de añadir estas nuevas observaciones es que la velocidad de expansión varía de una manera tal que imposibilita la participación de un factor como la Constante Cosmológica y apunta más bien hacia algún otro tipo de energía desconocida, la quintaesencia o energía oscura. En algunos modelos, la fuerza de expansión es tan intensa que en unos 20.000 millones de años superará a la cohesión atómica, provocando lo que se denomina ‘el gran desgarro’. Tal vez no sea un final muy alentador para el universo, pero puede que estemos ante los inicios de una visión más abierta del pensamiento científico. 5 de noviembre de 2009

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