Monte Beriáin

Monte Beriáin
Monte Beriáin (San Donato). Foto cedida por Víctor Abendaño

sábado, 22 de mayo de 2010

LA PRIMERIA BACTERIA FABRICADA EN LABORATORIO

Una ley inviolable de la biología -toda célula proviene de la división de otra célula- ha regido la existencia y la evolución de todos los organismos de la Tierra desde hace 3.500 millones de años. Hasta ayer. La bacteria que acaba de salir de los laboratorios de Craig Venter es una célula, pero no proviene de otra, porque su genoma es pura química: ha sido sintetizado en el tubo de ensayo de la primera a la última letra.
La primera "célula sintética" se llama Mycoplasma mycoides JCVI-syn1.0, para distinguirla del Mycoplasma mycoides, que es la bacteria natural en quien se inspira: la que le ha aportado la información para fabricarlo. Aunque la célula sintética no tenga una madre biológica, sí que tiene una madre informática. JCV es por John Craig Venter, y el 1.0 lleva su sello: denota que la célula es sólo una primera versión.
La reconstrucción de formas biológicas a partir de su mera información genética ya se había experimentado con virus, entre ellos el de la polio y el de la gripe española de 1918. Pero los virus no son entidades biológicas autónomas. Para reproducirse usan la maquinaria de la célula a la que infectan. Aunque un virus puede tener solo tres genes, esa maquinaria celular requiere cientos de ellos.
Es difícil predecir el alcance de esta tecnología. Entre los proyectos de Venter está diseñar un alga que fije el CO2 atmosférico y lo convierta en hidrocarburos, utilizando la energía de la luz solar. Otros proyectos buscan acelerar la producción de vacunas y mejorar la producción de ciertos ingredientes alimentarios o diseñar microorganismos que limpien aguas contaminadas.
Entre los ángulos polémicos del nuevo mycoplasma está su denominación. Los autores lo llaman célula sintética, cuando solo su genoma lo es. Una vez sintetizado el genoma, los científicos lo introdujeron en una célula (de otra especie de Mycoplasma) a la que antes habían quitado su propio genoma.
Este un proyecto empezó hace 15 años, cuando Venter y su equipo hallaron un modo de estimar el genoma mínimo para sostener la vida autónoma. Tomaron uno de los organismos con el genoma más pequeño conocido, Mycoplasma genitalium, y le estropearon los genes uno a uno para quedarse solo con los indispensables, 350 genes.
El genoma de un retrovirus, como el VIH, tiene unas 10.000 bases. El de Mycoplasma mycoides mide algo más de un millón de bases, una megabase. El genoma humano mide 3.000 megabases.

El País 25 de Mayo de 2010

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